Una segunda oportunidad, una nueva vidaLey Segunda Oportunidad

Os voy a contar mi historia y cómo logré recuperar mi vida gracias a la asesoría de estafado.es. Es probable que creas que no te va a pasar porque eso era justo lo que creía… ¡Hasta que me pasó a mí!
Escucha bien mi historia y ojalá no tengas que vivirla en tus carnes. Y si te pasa, quiero que sepas que no estás solo o sola pues siempre hay formas de salir adelante.
Mi historia es la historia de cómo se lucha a brazo partido para alcanzar la cumbre y el exceso de confianza puede hacerte caer en picada. Subestimar el tema económico y la confianza ciega en mi socio/amigo me hizo caer en un pozo oscuro del que creía nunca podría salir.

Joaquín… mi dicha y mi desgracia

No puedo decir exactamente cuándo conocí a Joaquín. Es de esos amigos que siempre están ahí, como un hermano o un primo muy cercano con el que compartes el 99% de tus recuerdos. Mi vida siempre estuvo enlazada con la suya y por eso, jamás pensé que podría hoy, hablar de él como lo hago ahora.

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No sé el día exacto pero sé que Joaquín y yo fuimos amigos desde el colegio. Vivimos en un pequeño pueblo extremeño y no es tan complicado que dos personas compartan su vida escolar. Tampoco es que la oferta de colegios abunde en nuestro pueblo. Pero, también compartí mi vida con muchos otros chicos y chicas con los que nunca llegué a tener un grado de amistad tan intenso como el que tuve con Joaquín.

Él siempre fue ese chico tipo Bart Simpson, bromista, chistoso, travieso y muy inteligente. Yo era todo lo contrario, es decir, un chico un poco tímido, retraído y muy introvertido. Tengo la gracia de una esquela y soy de esos tíos que pilla el chiste 5 minutos después que lo has contado. Así soy, un poco aburrido y con muy pocas habilidades sociales.

Pero, siempre he sido muy aplicado en los temas académicos, se me daban muy bien las mates y la ciencia me fascinaba muchísimo. A medida que pasaba el tiempo, yo me convertía en “el amigo de Joaquín”. Ese fue prácticamente mi nombre hasta bien entrada la adolescencia.

Un encantador de serpientes

Cuando fuimos al instituto y las hormonas empezaron a hacer de las suyas, Joaquín se transformó en un Casanova mientras yo era olímpicamente ignorado por las chicas. Nunca tuve suerte en temas amorosos mientras que Joaquín tenía que esconderse de las chicas que siempre parecían querer algo con él.

A pesar de que era profundamente admirado por todos, siempre le reproché la ligereza con la que trataba a las chicas. Tenía varias novias a la vez, mentía con una facilidad increíble y siempre parecía que se salía con la suya. Era inaudito ver como podía siempre salir ileso de cualquier infidelidad con una astucia muy suya. Joaquín no era aplicado o un alumno de 10, pero era inteligentísimo en temas de la vida.
Su verborrea era cautivadora, tan cautivadora como la flauta con la que un fakir hipnotiza a una serpiente. Un genio con las personas. Y esa misma astucia fue mi desgracia.

Las encrucijadas de la vida

Cuando llegó la hora de definir nuestras vidas, yo lo tenía muy claro.
Quería dedicarme a crear soluciones para el medio ambiente. Cuando descubrí que existía una ingeniería ambiental, no miré otras opciones, no pensé en otras carreras, me obsesioné con la carrera que ha sido siempre mi pasión.

Claramente, en nuestro minúsculo pueblo no hay universidades y lo más cerca que estamos a estudios superiores son los cursos de FP que dan por las tardes en el instituto. Quienes quieren optar por una carrera universitaria, deben irse del pueblo. Era así hace 10 años y es así ahora.

Joaquín se quedó en el pueblo. Encontró un trabajo clave en la industria de las telecomunicaciones… Era comercial de fibra.

Este trabajo le daba suficiente dinero para sus gastos y lo mejor (para él) era que conocía a muchas mujeres en el proceso. Como podéis imaginar, pronto Joaquín pasó a ser un personaje archiconocido en el pueblo. Andar con él era como ir con el alcalde. Todos lo paraban, todos querían hablar con él y siempre había alguien conocido en cualquier esquina.

Para Joaquín, el pueblo era su reino y él era el rey.

Esta habilidad de mi amigo fue, en su momento, un valor increíble para mi. Cuando me planteó la posibilidad de volver al pueblo e iniciar una empresa de estudios ambientales, una bombilla hizo click. Los agricultores y ganaderos tenían muchos problemas pues la Junta de Extremadura ahora exigía una serie de informes medioambientales.

En el pueblo no había nadie que los hiciera, la gente tenía que contratar empresas de otras ciudades para estos costosos estudios de impacto ambiental. Había un mercado cautivo y yo podría ser quien lo aprovechara.

Una empresa exitosa, una burbuja que reventóReestructuración de deudas

La idea de Joaquín no era sólo una ocurrencia. Se la planteé a mi padre y le pareció una genialidad. Tanta que me cedió un local que tenía en el centro del pueblo para que instalara mi despacho. Mi padre invirtió dinero para comprar algunos equipos imprescindibles para mi negocio.

De hecho, mi padre invirtió todos sus ahorros en la idea de Joaquín. Para mi viejo, esta era una idea ganadora, y lo fue… ¡Hasta que todo se fue al traste!

Joaquín conocía a todos los agricultores y ganaderos del municipio y de los 3 o 4 municipios vecinos. Era amigo de todos y el que no lo conocía directamente, lo había visto o sabía de él por alguna referencia. Así que sí, Joaquín era el socio perfecto. Era la persona ideal para dar a conocer mis servicios, para vender mis habilidades y traer dinero a nuestro negocio.

Todo fue muy rápido. Joaquín traía dos o tres contratos al día. Cada día tenía estudios de fincas, pozos, vertidos de desechos, tratamientos de residuos, etc, etc.

Yo trabajaba como una mula. Salía de casa antes del amanecer e iba a decenas de explotaciones agrícolas al mes. El negocio creció tanto y tan rápido, que pronto me convertí en la referencia de la provincia.

Hacía estudios de todo tipo, presentaba informes de impacto ambiental y lograba que más productores del campo consiguieran ayudas, subsidios y certificados de sostenibilidad. No había medida que el ayuntamiento o la Junta pidieran que no terminase sobre mi escritorio.

Y, debo confesar, Joaquín fue parte invaluable de este éxito.

Su habilidad con la palabra, sus contactos y su forma de ser, eran claves en el éxito del negocio. Para muchos clientes, yo era el empleado de Joaquín y en el mejor de los casos, yo era un socio de SU negocio y no al revés.

Pero esto no me importaba en absoluto. Si la gente creía que Joaquín era el dueño, me daba lo mismo… ¡Y esa fue mi desgracia!

Un lío gordo, gordoLiquidación de bienes

Como os digo, el trabajo se acumulaba a un ritmo más allá de mi capacidad. Cada día llegaban nuevas solicitudes de servicios y no podía hacerlo todo.

Joaquín, con su astucia de zorro, pronto me dio una solución. Mi mayor problema era redactar los informes que irían al Seprona, a la Junta o al ayuntamiento. Era muy tedioso sentarse en el ordenador por las tardes luego de venir cansado de recorrer plantaciones de olivos o dehesas.

Las letras se me caían encima así que él se ofreció a echarme una mano en su redacción y dije que sí. No se porqué pero le di a esta persona la llave de mi desgracia.

Todo empezó cuando los informes negativos se acumulaban. Es decir, yo no podía ética ni legalmente, aprobar una explotación que no cumpliera con las normas. Si tenía que decir que un cliente no cumplía con los parámetros, lo hacía. Y esto no le gustó para nada a los clientes.

Pero esa era precisamente mi función. No estaba allí para complacer a un productor, mi trabajo era velar por el cuidado ambiental así tuviera que decirle a un cliente que no cumple con los mínimos necesarios para su explotación.

Una traición que casi me lleva a prisión

Esto, como es lógico, nos hacía perder clientes.

Algo que Joaquín no podía soportar. Mi amigo se había inventado una vida, se presentaba como la solución ideal para nuestros clientes y un informe negativo iba en contra de lo que ofrecía. Joaquín estaba convencido de que yo no podía dar un informe negativo si alguien pagaba por un estudio.

No había manera de explicarle a Joaquín que yo no estaba allí para complacer a nadie y que si una explotación contamina el ambiente, es mi deber decirlo y, es más, denunciarlo.

Pero, mi socio y amigo no se iba a contener por pequeñeces como cumplir la ley. Descubrí de la peor manera que mi amigo del alma estaba haciendo informes a mi nombre y todos pasaban las inspecciones con notable. Evidentemente, esto llamó la atención de la Junta.

El delegado medioambiental de la Junta de Extremadura me citó en su oficina en Mérida. Al llegar a esta reunión, un funcionario tenía un grueso expediente con mi nombre en la portada de la carpeta.
Joaquín había falsificado mi firma en decenas de informes que aprobaban infraestructuras agrícolas que violaban la ley ambiental. El problema era tan grave que casi voy a prisión. La Junta hizo inspecciones en fincas que claramente burlaban las normas y que yo, supuestamente, había dado mi visto bueno.

Lo peor… Mis informes habían sido la base para aprobar subsidios, préstamos, ayudas, certificados y beneficios públicos. La Junta sólo me estaba informando formalmente que pasarían mi caso a la justicia y que sería procesado por un delito contra el ambiente, corrupción, falta de ética y estafa agravada a la administración. Casi me da un infarto… parecía una pesadilla de la que no podía despertar.

Todo mi mundo se vino abajo

Todo el proceso duró más o menos 9 meses. Mi licencia entró en revisión y fui suspendido durante el curso de la investigación. Por lo que no podía emitir ni un solo informe y la Junta revisaría todos y cada uno de los informes con mi firma.

Mi vida había girado en torno a mis ingresos y gastaba como si nunca se fueran a acabar. Me había metido en la construcción de mi próxima casa, había comprado un terreno y estaba comenzando a construir la casa de mis sueños.

Había pedido una hipoteca para el terreno y un préstamo personal para la compra de materiales de construcción. Mi viejo coche ahora era un flamante 4×4 que me servía para ir a las fincas más rústicas. Me había comprado un dron profesional de varios miles de euros, había comprado instrumentos ultra sofisticados y no le había abonado a mi padre ni un céntimo de su inversión.

Todo dependía de la próxima transferencia y el pago del próximo informe. Joaquín se lavó las manos. Me dijo con un descaro inconcebible que la empresa era mía, que él solo era un empleado que cumplía órdenes. Que así lo declararía y que así lo diría a cualquier juez. Y ¿sabéis lo peor? Legalmente era así, pues no tenía una empresa sino que todo el negocio se sustentaba en mi ejercicio como autónomo. Legalmente, Joaquín y yo nunca habíamos firmado nada.

No éramos socios en un papel aunque la realidad fuera diferente. Y, aunque claramente había sido él quien falsificaba mi firma para los informes fraudulentos, todos se habían hecho con mi nombre y con mi responsabilidad implícita.

Y diréis ¿Cómo este chico es tan tonto para no ver esto? Y, lamento no poder dar una respuesta. Sólo tengo para defenderme que a mi despacho iba mucho después del ocaso y no me di cuenta nunca. No tenía mecanismos de control y jamás, jamás de los jamases, habría pensado que Joaquín, mi hermano de la vida, me daría esta puñalada por la espalda.

Cuando todo era oscuro… ¡Apareció estafado.es! con una segunda oportunidadEstafado.es

Le debía dinero a dos bancos, a proveedores, había dejado de pagarle a Susana, nuestra asistente y lo peor, le debía dinero a mi padre, un hombre mayor que había depositado su confianza en mí.

Cuando llegó la carta del banco con una firme amenaza que ejecutarían las hipotecas y que precintarían la obra, todo se vino abajo. El banco quería los pagos de varias cuotas atrasadas del coche, el terreno y 3 préstamos personales.

Nadie me contrataba, legalmente no podía firmar informes y además tenía que pagarle a mi abogado por la representación ante varios juicios abiertos en simultáneo. No sabía qué hacer, estaba tan desesperado que llegué a tener pensamientos oscuros sobre salidas desesperadas.

La Ley de la Segunda Oportunidad.. mi tabla de salvación

Afortunadamente, mi novia había escuchado sobre la Ley de la Segunda Oportunidad y había leído sobre estafado.es. Inmediatamente me puse en contacto con ellos. Se reunieron conmigo y rápidamente comenzaron a trabajar en mi caso.

Lograron reestructurar mi deuda con los bancos y echar para atrás la medida de embargo que pesaba sobre lo que aún no era siquiera mi casa. Establecieron un plan de pagos y lograron que muchas de mis deudas quedaran eliminadas acogidas a esta ley.

Pude comprobar que los informes habían sido falsos y logré presentar los verdaderos soportados con fotos, vídeos y pruebas irrefutables. Gracias a que pude probar que los informes no habían sido hechos por mí, logré recuperar mi licencia de trabajo para volver a trabajar.

Para Joaquín la cosa no va muy bien que digamos, pude probar que había sido él quien había falsificado mis firmas y rápidamente se supo en el pueblo que Joaquín había metido en problemas a muchos agricultores y ganaderos… ¡Tuvo que irse!

Quizás ahora mismo esté estafando a alguien más. No lo sé y francamente, no me importa mucho.

Hoy estoy trabajando como empleado en una empresa de ingeniería ambiental. Me mudé del pueblo y ahora vivo en Mérida. Sólo voy de visita para ver a mis padres y por supuesto, para llevarle a mi padre el dinero de su préstamo.

No, no estoy viviendo un cuento de hadas pues aún tengo deudas y mi reputación profesional está por el suelo. Pero, la ley de segunda oportunidad y la ayuda de estafado.es me ha permitido recomponer los trozos de mi vida y seguir adelante. Pronto podré decir que estaré libre de deudas y mirando hacia el futuro con optimismo.

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